domingo, noviembre 19, 2006

Los escándalos y la participación en las elecciones

En las últimas semanas estamos asistiendo a una carrera sin fin de denuncias de supuestos escándalos por corrupción urbanística, o de cualquier tipo, en el ámbito de la política local y regional. Estas denuncias, llevadas a cabo por los partidos políticos, están creando un ambiente generalizado de desánimo en la sociedad, que sin duda perjudica, principalmente, a la gente que nos dedicamos a la cosa pública. O eso al menos creen muchos.

Yo no estoy tan seguro de que sea así. Creo que hay alguien más perjudicado que nosotros los políticos: el común de los ciudadanos y ciudadanas. El desánimo, el pensar que “son todos iguales”, el dejar de creer en las personas y desconfiar por naturaleza lleva a la destrucción, lenta pero imparable, de nuestro sistema vigente. Y en ese pensamiento coincidimos políticos de todos los partidos, aunque asistamos más o menos impasibles al espectáculo que nuestros propios “aparatos” proporcionan un día sí y otro también contribuyendo a alimentar la vorágine mediática ávida de ventas a lectores, oyentes o telespectadores.

Es evidente que hay políticos corruptos, como atestiguan sentencias de jueces, en todos los partidos, y eso nadie debe justificarlo ni esconderlo, porque ningún servidor público debe lucrarse ilícitamente como consecuencia de su trabajo. Pero tampoco deben hacerlo los banqueros, ni los constructores, ni los carniceros… ¿Qué quiero decir con esto? Solamente que es consustancial al ser humano el mal y el bien, y que no hay profesión o dedicación libre de gente que “mete la mano”. Sin embargo pienso que la inmensa mayoría de los ciudadanos ejercemos en nuestros trabajos con completa dedicación y profesionalidad.

Debemos entre todos hacer un esfuerzo para separar de nosotros a quienes no sean honrados, pero no debemos dejar de confiar en nadie a la primera de cambio sin pruebas, que luego la realidad es terca y después de haber sido condenado la restitución del honor es muy difícil. Un ejercicio muy sencillo puede ayudarnos; ¿nos gustaría vernos a nosotros en un enredo objeto de oscuros intereses o envidias? Claro que no, y seguro que todos hemos pasado por ello alguna vez. Confiemos en las personas, somos muchos y muchas los que pasamos el día a día demostrando que somos buena gente.

Mañana seguiremos yendo a comprar sin temor, y en las elecciones debemos hacer lo mismo. Que no nos engañen diciendo que somos todos iguales, que ya sabemos a quién beneficia eso. ¿o no? (Continuará)

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